Cada año hay 3 mil nacimientos de chicas de 10 a 13 años mientras sigue pendiente la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral, según la cual todos los estudiantes del sistema escolar deben recibir contenidos sobre esta materia, desde el nivel inicial. Organizaciones de la sociedad civil tomaron la posta y hacen talleres con los chicos y sus familiares.
La mayoría de los estudiantes asocian educación sexual integral únicamente con relaciones sexuales y están insatisfechos con el tipo de educación obtenida, por la escasez de información y la forma inadecuada de transmitirla. Mientras tanto, cada tres horas una nena de entre 10 y 14 años se convierte en madre en nuestro país.
Hay otras preocupaciones expresadas por los chicos y chicas al ser consultados por la educación sexual, según se desprende de un informe reciente de Unicef. Hablan de prevención de enfermedades de transmisión sexual (ETS) -particularmente el VIH/SIDA-, prevención de embarazos no deseados, métodos anticonceptivos, aborto, concientización y educación en cuestiones relativas a profilaxis.
El relevamiento abarcó a docentes, madres y padres, quienes reforzaron la concepción de educación sexual mayoritariamente limitada a los aspectos biológicos y médicos de la sexualidad. Todas estas aristas, advierte el informe, manifiestan una impronta medicalizada de la salud sexual.
En FUNDAMIND, centro de primera infancia de la Ciudad de Buenos Aires, la educación sexual comienza en las salitas de tres y cuatro años con talleres de prevención de abusos para los niños y sus padres. “Con los más chicos utilizamos técnicas de juegos teatrales en las que representamos las conductas de cuidado y las maneras de solicitar ayuda y a quiénes solicitarla”, ejemplifica la psicóloga Marisa Mujica, coordinadora del área socio-comunitaria de la fundación.
“La permanente observación y atención de las docentes logra que los niños se sientan confiados para expresar sus experiencias sin prejuicios. Con los padres intercambiamos sobre costumbres de las distintas culturas de Latinoamérica con respecto a la vida sexual. Surgen, todos los años, cuestiones diferentes ligadas al tema, que van desde falta de información, descuido naturalizado y violencia”, comenta.
Aunque también hay casos problemáticos, “todo se conversa y se discute respetuosamente. Incluso las situaciones de abuso que se comparten nos permiten diseñar nuevas maneras de prevención, de acuerdo a los lugares en los que habitamos y la época en la que vivimos”.
En definitiva, se debe abordar el tema “sin prejuicios, aceptando que todos tenemos sexo y que la diversidad sexual es una característica de los humanos, haciendo hincapié en el auto-cuidado y en la protección de los niños y jóvenes, construyendo pautas para una educación sexual acorde a las diferentes edades y culturas”.
Índices y marco normativo
En la Ciudad de Buenos Aires, una encuesta reveló que el 31% de los jóvenes no recibió educación sexual en la secundaria y que el 69% restante la asoció, en mayor medida, con contenidos vinculados al funcionamiento del aparato reproductivo (95%), métodos anticonceptivos (94%) y prevención de enfermedades de transmisión sexual (92%).
La Ciudad se acopló inmediatamente a la iniciativa nacional, a fines de 2006, con la sanción a nivel local de la Ley 2110. De acuerdo con esta norma, es necesario promover una concepción positiva de la sexualidad que favorezca el desarrollo integral, armónico y pleno de las personas. Para eso, se estipula la obligación de brindar educación sexual en la escuela, promover la paternidad/maternidad responsable y la prevención de las enfermedades de transmisión sexual, prevenir toda forma de violencia y abuso sexual y modificar los patrones socioculturales estereotipados, con el objeto de eliminar prácticas basadas en el prejuicio de superioridad de cualquiera de los géneros.
A todo esto, cada tres horas una nena de entre 10 y 14 años se convierte en madre en nuestro país. Un ejercicio desordenado de la sexualidad, abusos, abandono de la escuela, pobreza y falta de atención adecuada de parte del sistema de salud están entre las circunstancias que rodean a este índice. “La pobreza obliga a los niños a asumir roles de adultos por tener que trabajar y abandonar la escuela o pedir, indefensos y solos en las calles exponiéndose a situaciones de abuso”, aclara Mujica.
La falta de una vivienda digna naturaliza el hacinamiento y el co-lecho entre adultos y niños, la dificultad para acceder a la información de medias preventivas y la atención hospitalaria son otros factores que hacen que las mediciones estadísticas den este índice en el que no están incluidas aquellas que pertenecen a familias con recursos que aceptan que las niñas no pueden ser madres y las acompañan en los abortos.
Las estadísticas, basadas en las cifras oficiales de 2015, señalan que el 95 por ciento de las chicas de 14 que no son madres asiste a un establecimiento educativo, en tanto sólo el 66 por ciento de las que sí lo son permanece en la escuela. A los 19 años, el nivel de asistencia varía del 21 al 59 por ciento entre las no madres y madres, respectivamente. En cualquier caso, una parte considerable de las menores de 15 años ya estaba fuera de la escuela al momento de quedar embarazadas.
Según el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), alrededor de 1.250.000 nacimientos que ocurren en los países del Cono Sur corresponden a madres adolescentes (15 a 19 años). Adicionalmente, se destaca que una de cada cinco mujeres será madre antes de terminar la adolescencia.
La iniciación sexual se ha adelantado en todos los países, al mismo tiempo que creció el uso de anticonceptivos en la iniciación sexual y en relaciones posteriores, pero persisten desigualdades sociales. Por otro lado, los embarazos no planificados siguen siendo muy frecuentes en todos los países.
En nuestro país, el 30% de las adolescentes madres indicó que cuando quedó embarazada no quería tener hijos y un 15% adicional indicó que hubiera preferido esperar para tenerlo. Pese a esta realidad, en todos los países relevados la educación sexual ha sido considerada como política de Estado aunque el grado de institucionalización y alcance es diferente. En esa línea, Argentina es el único país con una ley específica en la materia. A nivel general, es notable la insuficiente formación docente para lograr un abordaje adecuado de la cuestión.
Un dato a tomar en cuenta es que la mayoría de las adolescentes dijo haber debutado con su novio pero, según una investigación encabezada en nuestro país por la socióloga Georgina Binstock, la duración de los noviazgos al momento de la iniciación sexual no es muy prolongada: el 16% un mes o menos, el 21% entre dos y tres meses, y 20% entre 4 y 6 meses.
Evidentemente, los índices desbordan al marco normativo de nuestro país, uno de los más avanzados de la región. Dentro de él se debe contemplar también a la Ley (Nº 25674) de Salud Sexual y Procreación Responsable, que facilita a chicos y chicas información, atención médica y anticonceptivos gratuitos.
Mientras tanto, los organismos internacionales advierten que los agentes de salud están obligados a notificar los casos de abuso sexual y tienen el deber de realizar la denuncia judicial. Finalmente, se refieren a la falta de educación sexual integral en las escuelas y recomiendan particularmente el abordaje de contenidos relativos a la desigualdad de género, los derechos de niños, niñas y adolescentes, el reconocimiento de situaciones de abuso y coerción, el cuidado del cuerpo propio y ajeno, y el placer en la sexualidad.
- En la Argentina, hay 700 mil nacimientos por año. El 16% proviene de madres adolescentes de entre 15 y 19 años (en algunas provincias equivale al 25%) y más de 3000 son de niñas de 10 a 13 años. El 69% de esas adolescentes no planearon su embarazo.
- En el mundo, unas 16 millones de chicas de 15 a 19 años y aproximadamente 1 millón de niñas menores de 15 años dan a luz cada año.
- la gran mayoría de esos nacimientos (95%) ocurren en países de ingresos bajos y medianos.
- Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las muchachas de 15 a19 años en todo el mundo.
- Cada año, unas 3 millones de muchachas de 15 a 19 años se someten a abortos peligrosos.
- Los bebés de madres adolescentes se enfrentan a un riesgo considerablemente superior de morir que los nacidos de mujeres mayores.
Fuente: Unfpa/OMS
La letra de la ley
La ley 26.510 de Educación Sexual Integral fue sancionada el 4 de octubre de 2006 y, en su primer artículo, establece que «todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada» desde el nivel inicial hasta el nivel terciario.
Entre los objetivos está la generación de un espacio sistemático de enseñanza aprendizaje que promueve saberes y habilidades para la toma de decisiones conscientes y críticas en relación con el cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, el ejercicio de la sexualidad y de los derechos de los niños, las niñas y los jóvenes.
La Ley apunta también a promover actitudes responsables ante la sexualidad y a procurar igualdad de trato y oportunidades para mujeres y varones. Para lograr estos objetivos, la formación docente debe ser continua y tiene que estar sistematizada la producción de materiales y recursos para el desarrollo curricular.
- Ley Nacional de Régimen Especial de Alumnas Embarazadas 25.273 (2000)
Establece un régimen de inasistencias justificadas por razones de embarazo para chicas que cursen primaria, secundaria y estudios superiores no universitarios. - Ley Nacional de Acciones contra alumnas embarazadas 25.584 (2002)
Prohíbe toda acción que impida el inicio o continuidad del ciclo escolar a estudiantes embarazadas. - Programa Nacional de Salud Integral en la Adolescencia
Enmarca Ley de Salud Sexual, Protección Integral de Derechos NNA y Convención de Derechos NNA.