Ángel vino solo desde Venezuela, donde su familia ya no podía subsistir. Ahora la pelea con su mujer y su pequeño Ramses. Gustavo no está pudiendo trabajar y aprovecha a compartir más tiempo con sus cinco hijos. Padres de chicos que asisten al centro de primera infancia de FUNDAMIND cuentan cómo viven su Día en medio de una crisis inédita.
“No sé si tendría la fuerza como padre para volver a emprender otra migración solo, sin mi familia”, cuenta Ángel, que en 2017 dejó a su mujer y a su hijo de un año y medio en Venezuela para buscar un mejor horizonte en nuestro país.
“Mi esposa me mandaba fotos de mi hijo dándole besos a una foto mía que estaba en una mesa del comedor. Era la última foto que nos habíamos sacado antes de que me fuera”, rememora.
Hoy los tres viven en una pensión en Villa Crespo. Ya no pasan las penurias que tenían en su país, donde no alcanzaban a cubrir los gastos de alimento, educación y salud. La contracara para él es que trabaja muchas horas haciendo delivery, un rubro precarizado donde ya se cuentan cinco muertes en lo que va del aislamiento.
Tiene que mantener su hogar y, además, enviar dinero a su madre y a sus suegros. Tanto él como su esposa son hijos únicos y ella hace tiempo espera la documentación para poder trabajar en Argentina. Ambos son docentes.
Para asegurar todo eso que les faltaba en Venezuela, cuentan con la ayuda de FUNDAMIND. El nene, de tres años, va a la salita celeste del jardín maternal ubicado en el barrio de Balvanera. En este momento reciben además una ayuda alimentaria que la fundación está entregando a más de 300 familias.
“Estamos tratando de ayudar a las familias porque, si ya había necesidad antes de la pandemia, esto volvió la situación mucho más crítica”, señala Gerardo Mitre, presidente de FUNDAMIND. Hasta ahora se llevan entregados más de 1500 bolsones, con un total de 35 toneladas de alimentos, y se están recibiendo donaciones a través de la campaña #JuntosContraElHambre.
“Es una institución donde se tiene en cuenta la situación de los migrantes como yo, que tenemos mucho más dificultades para asegurar la educación inicial de nuestros hijos”, comenta Ángel.
“Gracias a FUNDAMIND tenemos un respiro. Primero que nada, porque es muy importante el jardín como pilar de la educación de mi hijo. También nos ayudó con los alimentos, porque en este momento es muy difícil pagar el alquiler, comprar la comida y todo lo demás.”
Respecto de su responsabilidad paterna, reflexiona: “Con esta situación se acentúa ya que debo asegurar el bienestar económico, alimentario y desde todo punto de vista porque soy pilar fundamental para mi familia”.
A pesar de la crisis y la presión que recae sobre sus hombros, Ángel expresa una gran fortaleza: “No he de desmayar en ningún momento. Estoy siempre dando el mayor apoyo a mi hijo, ayudándolo con las tareas cuando pueda, estando atento a todo lo que necesite”.
Gustavo es padre de cuatro niñas y un niño, que también asisten al CPI de FUNDAMIND, donde su esposa es maestra jardinera. Él es empleado textil y por la pandemia no está trabajando, aunque por el momento está cobrando su salario.
“Ser padre en este momento de aislamiento nos lleva, por un lado, a tratar de comunicar a nuestros hijos correctamente todo lo que está pasando, y por otro nos fuerza a replantearnos muchas cosas de nuestra rutina.”
Para él, esta convivencia permanente en su casa, donde también viven dos nietos, le ayuda a dedicarse más a ellos, lo cual es mucho más difícil en tiempos de normalidad laboral.
“También siento que es una gran oportunidad de estar con nosotros mismos, de pensar si la rutina del trabajo cotidiana a veces nos hace escapar de nosotros mismos. De pronto ahora hacemos cosas a las que no estábamos acostumbrados, procesamos de otro modo nuestros miedos y anhelos”, señala.
Ser Padre Hoy
Por el Lic. Gerardo MItre, psicólogo y presidente de FUNDAMIND.
Es un interrogante, que ha desatado numerosas reflexiones, entre ellas las más conocida y desarrollada fue la de Jaques Lacan quien sostenía que toda la investigación de Freud se reduce a una cuestión: ¿qué es ser un padre?
Por otro lado, Albert Rams, reconocido psicólogo, psicoterapeuta de padres e hijos y formador de terapeutas, nos dice que Ser padre hoy es una profunda reflexión, que aborda diversas perspectivas, alrededor de la paternidad en el siglo XXI: una progenitura cuya hombría debe entenderse como un compromiso con «la verdad», y que sostiene que la fuerza del padre nace de la conciencia de la propia vulnerabilidad y de la superación de lo patriarcal.
A lo largo de los distintos tiempos, el rol de la paternidad fue cambiando en el imaginario social, pasando desde el riguroso mandamiento de ¨tener que ser el proveedor y la ley en la familia o no serás nada, a una nuevo rol ligado a una presencia más amorosa, que acompaña a la madre y al hijo en todas sus tareas y desafíos¨. Para ello hay que replantear y afrontar múltiples determinaciones históricas/culturales, educacionales, económicas, religiosas, cronológicas, psicológicas y de salud, que nos permitan abrirnos a las necesidades más sutiles de nuestros hijos: las emocionales y las psíquicas.
La voz y presencia del padre es de suma importancia en el desarrollo, crecimiento y crianza de su hijo: da seguridad, confianza en el porvenir, establece límites a determinadas conductas infantiles y cierra el círculo del amor que debe rodear al niño. El padre proporciona un elemento único y esencial en la crianza del hijo y su influencia es poderosa en la salud y seguridad emocional. La madre le dice: «con cuidado», y el padre le dice «uno más», al estimular al pequeño a subir otro peldaño para que llegue a la cima.
No obstante, aun conviven hoy distintas imágenes y roles en el ser padre, determinados por el grado de desarrollo de su propia conciencia y de sus propios recursos internos.
Pero ser padre, es algo que uno va descubriendo y aprendiendo día a día, en su interrelación con su hijo, y también con su pareja, con escucha, comprensión y calidad de tiempo invertido en el desarrollo de su familia.