...junto a chicos y "grandes"

CUESTA ARRIBA: LA ODISEA DE LA INFANCIA MÁS VULNERABLE PARA ALIMENTARSE Y ESTUDIAR

Julieta intenta realizar las tareas del jardín a través del celular de la madre, cuando está en casa. Pero le es casi imposible. En donde viven temporariamente no tienen computadora y no hay buena señal de wifi. Es compartida entre varias habitaciones. Tampoco tienen computadoras. Son en total cuatro hermanos, todos en edad escolar.

Ella es una de las setenta niñas y niños aisladas por casos de Covid de una de las once burbujas que debió abrir y cerrar el Centro de Primera de Infancia (CPI) de FUNDAMIND, adonde concurre desde el año pasado.

Concurre es un decir, porque debido a la pandemia las salas estuvieron cerradas todo el año 2020 y, desde marzo del actual, fue imposible mantener una apertura continuada de las burbujas por más de dos semanas.

En el CPI de FUNDAMIND actualmente hay 7 docentes infectadas y 11 aisladas. Entre los chicos, hay al menos 11 cursando la enfermedad. Esto hace que, si bien en la Ciudad de Buenos Aires la política oficial es mantener la presencialidad, la segunda ola de la pandemia la está tornando muy difícil. Las bajas temperaturas afuera y adentro de las salas, dada la necesaria ventilación que hay que mantener por cuestiones sanitarias, agravan la situación.

“Hubo un día que sólo vino un chico a mi sala. A media mañana la madre se lo llevó”, cuenta una de las maestras. “A la frustración de llegar y encontrar la burbuja con más ausentes que presentes y, en algunas ocasiones, vacía, se nos suma el sentimiento de soledad que vivimos las docentes, en un CPI que no tiene el bullicio de otros años y en el que ni podemos compartir un café con las noticias cotidianas.”

La docente relata la sensación que se vive entre quienes trabajan en el jardín: “No es solo frustración y nostalgia lo que nos aqueja, también se apodera de nosotras la impotencia frente a los diagnósticos positivos de Covid de las familias y compañeras y la angustia de no estar vacunadas. Pero hay que seguir… haciendo burbujas mientras surfeamos en las olas de pandemia y no decaer para sostener el trabajo”.

Por otro lado, en los hogares las dificultades no son menos. Mantener la conexión con el CPI es, también, una odisea para la mayoría de las familias. A FUNDAMIND asisten unos 200 niños y niñas de 6 meses a 3 años, cuyas familias están mayormente bajo la línea de pobreza, viven en condiciones precarias y no tienen ingresos fijos. Se descuenta que, en esas circunstancias, muchos no tienen herramientas para conectarse y otros tantos tienen serias dificultades para hacerlo.

En rigor, uno de cada cuatro directamente no cuenta con medios tecnológicos para conectarse a internet. A ellos se les entrega tarea en papel cada vez que su familia va a la sede de la fundación a recibir asistencia alimentaria. Es que, al déficit educativo al que están expuestos en estos momentos, los chicos suman el riesgo del déficit nutricional (ver Aparte), ya que en épocas normales se les brinda desayuno, almuerzo y merienda.

En un contexto de extrema dificultad para cubrir la canasta básica alimentaria para casi todas estas familias, con más de la mitad de los chicos viviendo en condiciones de pobreza en todo el país, FUNDAMIND entregó desde que empezó el aislamiento en 2020 más de 10.000 bolsones con unas 250 toneladas de alimentos. También asistió con comida, ropa y calzado a distintos comedores de barrios populares y de emergencia de CABA, y a merenderos de distintos lugares del país.

Para los que sí tienen la posibilidad de conectarse, lo hacen con oscilaciones y les implica un costo que en el hogar es difícil afrontar. “La mayoría pide internet prestada, otros se mudan porque no tienen vivienda fija y pierden conexión, otros no pueden pagar y directamente se quedan sin conexión”, comenta Marisa Mujica, directora de programas socio-comunitarios de FUNDAMIND. “Tanto docentes como niños deberían tener asegurada la conexión, es decir, un acceso al servicio de internet acorde a sus ingresos y dispositivos donde puedan realizar sus tareas.”

Si bien desde el Ministerio de Educación porteño aseguraron que el año pasado invirtieron 2.357 millones de pesos en el Plan Sarmiento, a través del cual entrega computadoras a chicos en edad escolar, desde la oposición indicaron que hubo un recorte de 370 millones de pesos.

También hubo un fallo judicial que le ordenó al GCBA brindar conectividad y dispositivos en villas y asentamientos. Entre los fundamentos, el texto judicial advirtió sobre el riesgo de “acentuar la desigualdad de oportunidades de los niños, niñas y adolescentes de escasos recursos, frente a quienes sí cuentan con los medios tecnológicos para continuar con el proceso de aprendizaje en forma remota o virtual”.

En todo el ámbito metropolitano de Buenos Aires, cerca de un 30 por ciento de los hogares con niños no tienen conexión a internet, en tanto un relevamiento de organizaciones sociales reveló que la mayoría de ellos debe conectarse con su establecimiento educativo a través del WhatsApp. Sólo el 17% tiene una computadora o teléfono propio y puede mantener una conexión más o menos estable en los lugares más carenciados. Dos de cada tres viven en hogares donde el único recurso es un celular de uso compartido.

De acuerdo con estas cifras, el 44% se conecta a través de los datos móviles, y apenas el 15% tiene una señal precaria a disposición. Después de un año de pandemia, y en plena segunda ola, sostener la educación sigue siendo algo muy complejo para niños, docentes y para quienes están a cargo de escuelas, jardines u otros espacios educativos.


Juntos Contra el Hambre y por más Educación para Todos

“La tarea de FUNDAMIND crece básicamente en dos ámbitos, para acompañar el crecimiento saludable de los más chicos. En el campo de la seguridad alimentaria, con el apoyo de celebridades, donaciones de organismos de gobierno, empresas y el incansable esfuerzo del equipo de desarrollo de recursos de FUNDAMIND, venimos sosteniendo distintos programas alimentarios por medio de los cuales se entregan alimentos a mas de 700 beneficiarios de familias vulnerables inscriptas, en tres modalidades de entrega: Viandas, Bolsones quincenales y Mensuales

En todos los casos, tratamos de mantener un equilibrio y calidad nutricional en los productos seleccionados. Asimismo, acompañamos y donamos alimentos y calzados a merenderos y comedores ubicados en distintos barrios populares de CABA y del Interior del país.

El otro ámbito de trabajo es el educativo, que con sus idas y vueltas en la presencialidad y las dificultades planteadas por la escasez de soportes tecnológicos y de conexión a internet, un equipo de 20 docentes despliega toda su creatividad, compromiso y salud, para construir día a día, un nuevo modelo de enseñanza-aprendizaje que configure un mundo escolar inclusivo para todas las niñas y niños.”

Gerardo Mitre, psicólogo, presidente ejecutivo de FUNDAMIND.

 


Cada 15 días sanitizamos nuestro Centro de Primera Infancia como parte del protocolo anticovid, para que chicos, docentes, cocineros, profesionales de la salud estemos un poco más seguros.
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