¿Cuánto hacemos todos los días para no acelerar los cambios climáticos que impactan negativamente en la salud humana? Esta pregunta debe ser de reflexión cotidiana, individual, familiar e institucional para poder comprender que los cambios climáticos se producen por que los seres humanos poderosos incrementan sus riquezas sin tener en cuenta la salud de quienes habitan alrededor de los rios contaminados, las tierras deforestadas y las inundadas intencionalmente, las minas que se explotan a cielo abierto, la destrucción de los humedales, el uso de agroquímicos y la reiteración de los cultivos con el consecuente empobrecimiento de las tierras y la contaminación del ambiente, la acumulación de desechos industriales, el amontonamiento de basura que sirve de alimento a muchos pobres, el estancamiento de aguas que debieran circular por cloacas.
Cada territorio tiene sus deficiencias impuestas por la civilización humana orientada económicamente por los que más riquezas acumulan. Hay seres humanos egoístas que trabajan y hacen trabajar a otros para vivir con lujos, sin considerar que, cuando mueran, dejarán -como herencia- a sus semejantes, los desechos contaminantes y los lujos con los que vivieron serán tan fugaces como la fugacidad del paso a la muerte.
Cada uno de nosotros puede aportar –en la vida diaria- a reducir un poquito las causas de los cambios climáticos, si se propone seguir algunas normas de convivencia armoniosa con el resto de los seres vivos.
Por eso, a los niños de FUNDAMIND les enseñamos:
– A lavarse correctamente las manos, pero usando el agua en su justa medida.
-A no gastar papel demás, pero usarlo porque es necesario para evitar contagios de enfermedades.
-A respetar los árboles, pero usar la leña para hacer fuego cuando se hace asado.
– A respetar los animales en tanto y en cuanto no tengamos que alimentarnos de ellos.
– A amar la tierra como bien fundamental de la existencia.
– A mirar el cielo, las nubes, el sol, la luna y las estrellas para comprender la dimensión humana y el tiempo que tienen nuestras vidas.
– A no usar armas para no provocar más guerras que desequilibran el medio ambiente de los países que las padecen y a aprender el ejercicio del DERECHO A VIVIR EN PAZ para no aumentar el impacto negativo en el ambiente emocional de la comunidad.