Junio del noventa. Corría la pelota en un Mundial que nos encontraría a las puertas de la Copa, llenos de rabia. En Berlín se desmantelaban las barreras que durante décadas habían dividido al Mundo. Nuestro país aún sufría los coletazos de la híper, con un índice de precios que subía hasta el 5 mil por ciento interanual y uno de cada tres argentinos viviendo en la pobreza.
En ese escenario, nacía FUNDAMIND. Su fundador, Gerardo Mitre -padre del actual presidente, también llamado Gerardo Mitre- convocó a su familia, amigas y amigos para la creación de una institución con objetivos claros que asistiera -fundamentalmente- a madres de hijos pequeños y discapacitados que padecieran carencias económicas y sociales.
El primer Consejo Directivo de la naciente fundación alquiló una casa antigua ubicada en 24 de Noviembre 142, en el barrio de Balvanera, para poner en marcha un jardín maternal que rápidamente mostró su impacto positivo en la comunidad.
En aquel tiempo, como ahora, los niños, niñas y adolescentes sufrían el impacto de la pobreza. Si la tasa de hogares con necesidades básicas insatisfechas era de 40 por ciento para la población en general, en el segmento de 0 a 17 años la cifra alcanzaba casi el 60 por ciento.
Sin embargo, el nivel de pobreza e indigencia viene en aumento: alcanzó el 51,4% en el segundo semestre del 2021 y afecta a 5,5 millones de menores de 14 años, de los cuales el 12,6% vive en la indigencia.
Otros índices mostraron una tendencia positiva, como es la tasa de mortalidad infantil -era de 25,6 en 1990- hasta debajo de los 10 por cada mil nacidos vivos. La tasa de fecundidad adolescente, asimismo, viene descendiendo. En la comuna 3 –Balvanera-, se ubica en 20,6 por mil, casi igual al promedio general de toda la Ciudad.
Sin dudas, las políticas públicas ayudan a moldear esas cifras, pero no pueden explicarse sin el impacto que tiene el trabajo de las organizaciones más cercanas a la comunidad. En el caso de FUNDAMIND, durante estos 32 años se han hecho innumerables talleres y actividades de cuidado de la salud en general y de la salud sexual y reproductiva en particular.
Una tarea distintiva de esta organización es su trabajo en pos de la prevención y cuidado ante el VIH-Sida. En 1990 nacían unos 250 chicos con VIH por transmisión vertical, y la problemática iría en aumento durante toda la década. FUNDAMIND llevó adelante durante varios años una campaña titulada No Más Chicos con Sida. Las últimas cifras se ubican por debajo de los 50 casos anuales.
El jardín de infantes, convertido en el 2010 en Centro de Primera Infancia (CPI), alberga hoy a 175 chicos y asiste a unas 200 familias que retiran su vianda para la cena y otras 450 que se benefician con los bolsones mensuales de alimentos secos. Más allá de las propias fronteras, FUNDAMIND colabora con merenderos y comedores comunitarios de CABA, Santa Fe, Córdoba, Chaco y Neuquén.
Si bien las tasas de escolaridad en el nivel inicial vienen mejorando, todavía quedan unos 20 mil chicos –solo en la CABA- sin vacantes, por lo cual es fundamental la posibilidad que brindan los CPI y otras organizaciones comunitarias.
“Cuando abrimos las puertas, empezaron a venir chicos que vivían en habitaciones de hoteles o casas tomadas, con madres solas que tenían que trabajar para alimentarlos. Al principio, recorrimos esos hogares ofreciendo la posibilidad de asistir a un jardín de jornada completa que incluía desayuno, almuerzo y merienda y ofreciendo, al fin y al cabo, que pudieran cambiar la soledad y aislamiento por contención y aprendizaje”, rememora la psicóloga Marisa Mujica, Directora del área sociocomunitaria de FUNDAMIND.
El impulso fundacional, la vocación y dedicación de todos los que fueron sumándose para generar, activar recursos y ayudar a quienes más necesitaran, lograron que la institución consolidara programas de alimentación, asistencia social y psicológica, de prevención de adicciones y VIH, de defensa y ejercicio de los Derechos Humanos e infinidad de respuestas para satisfacer las demandas que recibía.
“Los desafíos económicos y existenciales de quienes conformaron FUNDAMIND y de los que hoy continuamos participando en su crecimiento y desarrollo institucional, son muy similares a los que padecemos todos los argentinos que vivimos tratando de lograr el bien común”, considera Marisa.
En esta trayectoria de poco más de tres décadas hubo algunos hitos “que nos marcaron para darnos fuerzas”: en 2004, la compra de la sede institucional; en el mismo año, los 250 mil kilómetros recorridos con las campañas de prevención del VIH, sumados a la participación en decenas de congresos internacionales y en la Asamblea General de Naciones Unidas.
Con donaciones, recursos de los gobiernos y, sobre todo, con la participación activa de voluntarios y amigos se hizo posible la educación de más de un millar de niñas y niños. De ellos, surgieron voluntarias y voluntarios que reconocen la importancia del quehacer comunitario y se sumaron para acompañar a FUNDAMIND, devolviendo algo de lo que recibieron en sus primeros años de vida.
“FUNDAMIND está en una etapa creativa propia de su juventud y madurez institucional, se renueva y proyecta con la participación de cada una y cada uno que se acerca para ayudar o pedir ayuda”.
Según Unicef y el Cippec, en estos años «la primera infancia empezó a instalarse cada vez con más fuerza en la agenda pública, tanto en América Latina como en el mundo.» Esas organizaciones, que realizaron en conjunto u informe sobre la educación inicial en Argentina, remarcaron el consenso existente acerca de que «las políticas orientadas a la primera infancia cumplen un papel fundamental en las sociedades contemporáneas».
Asimismo, consideraron las políticas a favor de esta población constituyen «una oportunidad única» en materia de igualdad de oportunidades. Por eso es importante considerar el marco normativo internacional, que establece el derecho de todos los niños y niñas, incluyendo a la primera infancia, a estar físicamente sanos, emocionalmente seguros, socialmente incluidos y con condiciones para aprender.
En 1990, en efecto, el Estado argentino ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada un año antes por las Naciones Unidas. En ese marco se desarrollaron todas las acciones de organizaciones como FUNDAMIND, que expresan la potencia de la sociedad civil para contribuir al ejercicio efectivo de esos derechos por parte de la infancia más vulnerable.
TESTIMONIOS:
Ayelén transita por FUNDAMIND desde que estaba en el vientre de su madre, quien desde fines de los noventa empezó a colaborar con la fundación. “Era el único lugar que le permitió llevarnos a mí y a mis cuatro hermanos. Yo era la más chica, ella me llevaba al mediodía, había una cocinera que se llamaba Susana y hacía unos almuerzos riquísimos. Justamente, a fines de 2015 yo misma –ya mayor de edad- empecé a colaborar en la cocina”.
Para Ayelén, FUNDAMIND “es un lugar especial donde siempre te escuchan y te contienen”. Así fue en 2020, cuando falleció su madre. “Estuvieron presentes en el momento más duro de mi vida. La pandemia fue dura, sin trabajo fijo y con un hijo de dos años que mantener. “La fundación nunca me soltó la mano. Siempre me ayudó con alimentos, calzados, leche…”
Como un segundo capítulo de la historia, ahora es ella la que colabora en FUNDAMIND y, a la vez, recibe la ayuda necesaria para que su hijo crezca sano y feliz.
Vilma es una madre soltera, como muchas de las que se acercaron a FUNDAMIND en busca de ayuda durante estos 32 años. “Llegué en momentos de mucha angustia y desesperación. Tenía una nena muy chiquita y necesitaba trabajar, porque si no, no comíamos.”
Sin vacantes en ningún lado, en la fundación al menos comenzó a recibir alimentos. Con el tiempo, pudo encontrar trabajos más estables y se hizo un lugar para que la pequeña asistiera a una de las salas del jardín materno-infantil.
La pequeña creció, hoy tiene 27 años y una trayectoria en su primera infancia marcada por la solidaridad y la contención, algo que su mamá no deja nunca de agradecer. “FUNDAMIND para nosotros fue más que un simple jardín. Es una gran familia donde todos nos conocemos y nos ayudamos.”
«Tengo el honor de ser la madrina de una fundación que lleva 32 años ayudando a familias que lo necesitan. Es un lugar maravilloso donde se brinda amor, contención, educación, alimentación…»
Adriana Brodsky, madrina de FUNDAMIND.
Tuve el honor y el llamado vocacional y espiritual, de continuar la obra que inicio mi padre en 1990, junto con mi madre, hermanos y personas de gran corazón. FUNDAMIND siempre fue una Gran Familia, una Gran Comunidad donde cada uno se siente parte y libre para desplegar todo su potencial y sobre todo Amar y Cuidar a los niños. Miles de experiencias dan sentido a esta gran institución que sostenemos cada día, con mucho esfuerzo, compromiso y dedicación. No es fácil sostener una institución y obtener el reconocimiento público que tenemos, y permanentemente estamos generando acciones y alianzas para el bien común, buscando apoyos y abriendo puertas para que todo aquel que quiera incluirse, lo haga con total libertad y con la misión siempre favorecer el desarrollo y crecimiento de los niños mas vulnerables. Brindo con todos y agradezco a DIOS todas las bendiciones recibidas y la oportunidad que tengo de conducir esta querida organización social.
Gerardo Mitre, Presidente de FUNDAMIND.
FESTEJO
FUNDAMIND llevará adelante una celebración junto a la comunidad el próximo viernes 24, a las 15 horas, en su sede de 24 se noviembre 142, CABA.