...junto a chicos y "grandes"

MADRES TODOTERRENO

Trabajan, crían a sus hijos. Los educan, les proveen alimentos, cuidados y amor. Muchas lo hacen solas, en un contexto de crisis, peleando todos los días para tener un presente y un futuro mejor para ellas y sus hijos.

Sofía tiene tres años y diez hermanos. Está inscripta para ingresar el año que viene al Centro de Primera Infancia de FUNDAMIND. Catalina, su madre, nos cuenta que Sofía es alegre, corre, juega, habla y se expresa haciéndose entender, pero ya es hora que vaya al jardín para sociabilizar.

Al entrevistar a Catalina y tomar los datos de la familia a la coordinadora del CPI FUNDAMIND, le surge espontáneamente: -¡O sea que tenés once hijos! Catalina sonríe y dice: Sí, son once.

Catalina y Carlos, su compañero, viven de recuperar residuos que todos los días se tiran a la calle en la Ciudad y que pueden ser reciclados.

“Empezamos cartoneando pero hoy somos recicladores y ganamos lo suficiente para mantenerlos bien a todos los chicos”, cuenta ella.

“Todos se criaron bien porque -con Carlos- lo que siempre le dijimos es que, aunque nosotros vivimos de juntar y reciclar lo que los demás tiran o no usan, lo que no está tirado o no nos dan, no se toca. Lo que nos dan lo agarramos, comida también. Cuando no tuvimos, pedimos. Y no es fácil, porque no siempre nos trataron bien, pero conseguimos que nos respeten, porque nosotros nunca le faltamos el respeto a nadie. Cuando hay una ayuda del Gobierno como la AUH y otros planes, también nos inscribimos porque nos ayuda a salir adelante”.

FUNDAMIND, desde hace 33 años, asiste a la primera infancia vulnerable y actualmente brinda educación, alimentación y contención social a mas de 200 niños y niñas de hasta 3 años, que viven con sus familias en situación de riesgo social.

 

A diferencia de Catalina, muchas familias son monoparentales, y es la madre la que debe asumir “toda la responsabilidad y los distintos roles que les toca en la crianza de sus hijos”. Hacen las tareas de la casa, educan, cuidan y llevan a sus hijos a la escuela, salen a ganarse el sustento diario y hacen lo imposible para vivir, o mejor dicho, sobrevivir con lo mínimo.

En la pandemia y pos-pandemia, el escenario conllevó necesidades crecientes de asistencia alimentaria, prevención de violencia y un especial estímulo a las capacidades motrices y cognitivas de los más chicos.

«En momentos de crisis como fue la pandemia y como es el actual contexto de inflación, falta de acceso a la vivienda, trabajos informales, muchas madres hacen frente solas a todo esto y no alcanza con la ayuda de los Estados, ya sea nacional, provinciales o de la Ciudad. Las organizaciones somos las que estamos al lado de cada madre y la primera malla de contención de muchas situaciones complejas», relata Gerardo Mitre, psicólogo y presidente de FUNDAMIND.


Los hogares liderados por mujeres tienen más probabilidades de caer en la pobreza

De acuerdo con un informe del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, basado en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH-Indec), la incidencia de la pobreza en hogares con jefa mujer resulta superior a la que presentan los hogares con jefe varón.

Esta brecha, según los números, se amplió durante la pandemia, llegando a ser mayor a fines de 2021, con un 30,4% de los hogares con jefatura femenina en situación de pobreza, contra un 26% de hogares con jefe varón.

Otra lectura de los datos estadísticos es que, entre los hogares pobres, hay una mayor presencia de jefatura femenina que entre los hogares no pobres (46,5% v. 41,1%). Un dato más que arroja el informe del CNCPS: “Cabe destacarque la proporciónde jefatura femenina se incrementó en el total de hogares en general y entre loshogares pobres en particular”.

Las cifras sustentan lo que desde hace varias décadas se conoce como feminización de la pobreza, esto es el impacto acrecentado por la condición de mujer de las variables que hacen a la situación de pobreza, reforzando así la desigualdad de las condiciones de vida, los derechos y las oportunidades entre varones y mujeres.

En esta misma línea, el Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD) publicó el Informe sobre la Participación de las Mujeres en el Trabajo, el Ingreso y la Producción.

Entre los datos principales, se destacan que las mujeres ganan -en promedio- un 28,1% menos que los varones; los sectores de menores ingresos están compuestos casi en un 64% por mujeres; la tasa de desocupación es del 7,8% para las mujeres y del 6,1% para los varones; y las mujeres están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales.

Este informe indica que “la feminización de la pobreza y la falta de independencia económica de mujeres y LGBTI+ son factores claves para la reproducción de las violencias por motivos de género”.

Agrega que “las situaciones de violencia y acoso por motivos de género producidas dentro y fuera del ámbito del trabajo, el empleo y la producción son esenciales para comprender estas barreras que enfrentan mujeres y LGBTI+ en sus trayectorias laborales y de vida”.

Transmisión intergeneracional de la pobreza

Si hay cada vez más hogares que dependen solo de mujeres y estos son cada vez más pobres, es lógico concluir que quienes nacen en esos hogares afrontarán cuesta arriba el camino para intentar salir de esa situación.

En efecto, cuatro de cada 10 hogares con niñas, niños y adolescentes no alcanzan a cubrir sus gastos básicos. En concreto, los ingresos mensuales del 41% de los hogares argentinos con niñas, niños y adolescentes no alcanzan para cubrir gastos básicos en alimentación, salud, educación, transporte y gastos de vivienda, situación que favorece el endeudamiento, especialmente en los sectores más vulnerables de la población.

En base a estos datos, UNICEF alertó que “la insuficiencia de recursos se traduce en que en un 64% de los hogares se consume menos carne y en un 44% menos frutas y verduras. En un 19% de los hogares se dejaron de comprar medicamentos y un 23% se encuentra endeudado, incluso en los sectores medios donde se incrementó el uso de la tarjeta de crédito para la compra de alimentos”.

Pobreza y asistencia para los más chicos

Sin las ayudas del Estado, la indigencia infantil, en lugar del 13,6% habría sido del 22% y la pobreza del 56,2% hubiera saltado al 59%, en la primera mitad de 2023, según los cálculos de Ianina Tuñon, investigadora responsable del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia (ODSA-UCA).

Así sobre 11 millones de menores de 14 años, sin las ayudas del Estado, la indigencia infantil alcanzaría a 2,4 millones, en lugar de 1,5 millones. Serían 900.000 chicos y chicas más que vivirían en hogares indigentes, así definidos porque sus ingresos no alcanzarían para adquirir una canasta básica de alimentos. Y el número de chicos pobres subiría de 6,2 millones a 6,5 millones.

Votá por la Infancia

UNICEF publicó los datos de la Séptima Encuesta de Hogares con Niñas, Niños y Adolescentes, que reúne diez de los principales desafíos de la niñez y la adolescencia en el país, y propuestas de políticas públicas para abordarlos. 

“Los años electorales ofrecen grandes oportunidades para las infancias y las adolescencias, son momentos en que las sociedades se proyectan a mediano y largo plazo. Votá por la Infancia es una radiografía de la situación que atraviesan las chicas y los chicos, con propuestas de políticas públicas, que buscan aportar a la construcción de un país más justo y equitativo”, afirmó Luisa Brumana, Representante de UNICEF Argentina.

La encuesta –la séptima de una serie de relevamientos iniciada en 2020 para monitorear la situación de la niñez en el país– advierte que el 25% de los hogares con niñas, niños y adolescentes cuyo jefe o jefa tiene un empleo formal, no alcanza a cubrir sus gastos. Esta situación de insuficiencia de ingresos asciende al 44% en los hogares con jefatura femenina y al 59% en el caso de los que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH). 


En primera persona

“Donde vivimos es tomado, pero… ¡Qué íbamos a hacer…! Con Carlos comenzamos viviendo y durmiendo sobre los cartones en el lugar donde estamos. De a poco -y con lo que fuimos juntando- hicimos una pieza, después el baño y la cocina. Cuando tuvimos más chicos le agregamos otra pieza y así fuimos agrandando la casa.

Hemos trabajado mucho, de noche y de día. Con el sol y la lluvia no es fácil, pero no hay que dejarse ganar. Muchas veces quisieron sacarnos, pero no nos daban un lugar en el que pudiéramos estar con tantos chicos y nos quedamos. Nos quedamos y hoy tenemos un permiso para ocupar este lugar mientras trabajemos en el reciclado.

Tenemos una familia hermosa. Los chicos nos salieron todos bien porque además de enseñarles que lo que no nos dan no se toca, le machacamos que la droga no se toca y que está hecha para los giles y siempre que hagamos las cosas bien vamos a dormir tranquilos.

Espero que Sofía ingrese al jardín de FUNDAMIND porque nos queda cerca y nos recomendaron, ya que dicen que es muy bueno y ayudan mucho.”

Catalina, madre de Sofía.

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