La maternidad “sorprende” a 300 chicas cada día y las empuja afuera del sistema educativo. Las condiciones de pobreza, que se acentúan en estos momentos, las obliga a doblegar la lucha por su subsistencia y la de sus hijos.
Josefina tiene 21 años, vive sola con sus dos hijos en el barrio porteño de San Cristóbal. Es empleada doméstica pero tiene cada vez menos trabajo. Apenas le alcanza para pagar la pensión donde habita con sus dos pequeños.
La suba en el precio de los alimentos y tarifas de transporte y servicios complica su subsistencia y la de su familia. La inflación de los últimos doce meses trepa hasta el 40 por ciento y esté es uno de los años más duros en cuanto al costo de vida.
Cuando tuvo a Mario, hace tres años y medio, y Sabrina, hace casi dos, estaba en pareja con un joven. Las condiciones de hacinamiento tornaron imposible la convivencia. Se separaron y ahora él apenas se hace cargo de sus hijos. Tampoco tiene trabajo regular.
Según las estadísticas oficiales, cada día hay 300 adolescentes que se convierten en madre, lo cual representa un 15% del total de embarazos. Dentro de esa cifra, se encuentran 3 mil embarazos de niñas de 10 a 14 años, casi todos producto de abusos sexuales.
“El alto número de embarazos no planeados en la adolescencia aumenta los riesgos de exposición a un aborto inseguro, abandono escolar y limitaciones de acceso al mercado laboral”, advierte el Fondo de Población de las Naciones Unidas. (Debe ser mala la traducción)
Todo esto ayuda a conformar un tándem de maternidad-pobreza donde la joven tiene cada vez más responsabilidades que no puede o no sabe bien cómo asumir. Por eso los momentos de crisis golpean el doble a mujeres y niños.
En efecto, unos 5,6 millones de chicos y chicas están hundidas en la pobreza en nuestro país. Esto significa que sus familias no alcanzan a garantizar la canasta básica de alimentos, valuada en 8.347 pesos y con un aumento registrado del 33% en los últimos doce meses.
“Si alguien sabe????Kien desesee de corazón adoptar a un bb recién nacido que se comunique a mi nm. Gracias”, decía el mensaje enviado por watsapp. No era fake. Era la triste realidad de una joven de 17 años que vive en Panambí, Misiones, en situación de extrema pobreza.
El caso se conoció hace unos meses y conmocionó a nivel provincial y nacional. La joven tiene otra hija, de un año, a la que apenas llega a alimentar con leche y otros nutrientes básicos. No tiene acceso al agua potable y es sobreviviente de violencia de género.
Intentó avanzar con los trámites para dar en adopción al futuro recién nacido pero no tuvo la atención necesaria. Desesperada, recurrió a la comunicación más inmediata con sus conocidos y, como tantos otros mensajes hoy día, se hizo viral.
“Quiero conocer y saber con qué familia se va a ir el bebé, porque una vez que lo tenga, si no encuentro a nadie, lo van a llevar a un orfanato y entrar en la lista de adopción. Eso me angustia”, contó a un medio local.
Los hijos de Josefina concurren al Centro de Primera Infancia de FUNDAMIND, en el barrio de Balvanera. Es uno de los 70 CPI de la Ciudad de Buenos Aires donde niños y niñas -en situación de vulnerabilidad- reciben educación, alimentación y contención antes de ir al preescolar.
En FUNDAMIND, Josefina recibe también atención psicológica y realiza talleres junto a otras mujeres para mejorar su autoestima. La mayoría de ellas son madres, jóvenes y marginadas, que tratan de armarse lo mejor posible para capear la crisis.
“Tratamos de dar contención pero también buscamos que ellas mismas puedan encontrar herramientas para salir adelante. No es fácil en este momento, cuando crecen las necesidades y las urgencias y, sobre todo, si tienen chicos porque ahí no hay nada que se pueda postergar”, explica Marisa Mujica, coordinadora del área socio comunitaria de FUNDAMIND.
En el norte del país los índices de embarazo no deseado son aún mayores que en Buenos Aires, así como también los niveles de pobreza. Y, sobre todo, la presencia del Estado y de la sociedad civil organizada para contener este tipo de situaciones. Eso hace que muchas veces migren a la gran ciudad, buscando respuestas que tal vez tampoco encuentran.
Mujica cuenta que “muchas de las chicas vienen de otras provincias y de países limítrofes. Acá pueden hacer changas hasta ver si consiguen algo más estable, pero ahora la mano está demasiado dura para todas”.
“El resultado de la educación sexual integral es el aprendizaje para ser madres y padres responsables”
No solamente hay madres jóvenes sino –incluso- adolescentes de 14 ó 15 años. Son niñas criando niños, que si tienen algún tipo de contención podrán crecer junto a sus hijos. De lo contrario el recorrido que harán en la vida será muy difícil. El hijo que- en muchos casos- no fue deseado, suele ser un obstáculo cuando se forman nuevas parejas.
En muchas situaciones el niño “es de otro”, pasa a ser un “ajeno” y vive las diferencias que hace el padrastro con los que son “propios”. Las demandas de estos niños suelen caer en el vacío. La madre vive las tensiones que se originan en el conflicto amoroso entre su hijo y su pareja. El niño queda inmerso en un clima emocional negativo para su desarrollo psíquico.
FUNDAMIND brinda educación sexual a la primera infancia, en talleres compartidos con los padres para prevenir abusos. Además, en los talleres abiertos a la comunidad se estimula el inicio de las relaciones sexuales por decisión, el uso del preservativo femenino y masculino para evitar abortos e infecciones de transmisión sexual y la realización del test rápido de VIH, confidencial y gratuito. El resultado de la educación sexual integral es el aprendizaje para ser madres y padres responsables.
Marisa Mujica, coordinadora del Área Sociocomunitaria de FUNDAMIND.
¿Qué derechos tienen las alumnas embarazadas que cursan sus estudios?
En Capital Federal poseen un plazo máximo de inasistencias justificadas, continuas o fraccionadas, de 45 días y podrán ser utilizadas antes o después del parto. En la provincia de Buenos Aires este plazo comprende sólo 30 días. En caso de embarazo múltiple estos plazos se extenderán 15 días más a partir del nacimiento.
Una vez que el niño nació, las madres que justifiquen estar en período de lactancia podrán retirarse cada día del establecimiento educativo para dar de mamar a su bebé. En Capital Federal se le da un plazo de ausencia de 1 hora diaria mientras que en la provincia de Buenos Aires podrá abandonar el lugar durante dos horas diarias.
Los alumnos que van a ser padres tienen, sólo en Capital, 5 inasistencias justificadas a partir del día del nacimiento o el siguiente, plazo que se extiende a 10 días en caso de embarazo múltiple.